“Después de 24 años, volví al barrio donde aprendí a soñar”, así resumió César Cuevas, conocido en redes como El Cowboy, el emotivo reencuentro que marcó su retorno a República Dominicana. Su regreso se convirtió en un momento profundamente significativo, luego de más de dos décadas viviendo en Estados Unidos.
César partió a temprana edad hacia Nueva York, buscando mejores oportunidades. En esa ciudad logró construir una carrera como creador de contenido, estableció una vida en pareja y reunió una comunidad considerable en el ámbito digital. Pese a todo lo alcanzado, sintió que era momento de regresar. “Es hora de irse a la patria que me vio nacer”, expresó visiblemente conmovido mientras organizaba su equipaje.
El viaje no estuvo libre de contratiempos. Aunque había comprado dos pasajes, uno para él y otro para su pareja, Kathy, al presentarse en el mostrador se dio cuenta de que ambos boletos estaban a su nombre. Esta situación obligó a cancelar uno de ellos, asumir una penalidad de 100 dólares y adquirir otro ticket. “Despedirme del sueño americano ya me está saliendo caro”, dijo con humor, a pesar del estrés que implicó el contratiempo.
Después de cinco horas de demora, finalmente abordaron el vuelo hacia Santo Domingo. Al llegar, los esperaba un transporte privado que los llevó directamente al barrio donde César creció. En ese mismo lugar, entre calles polvorientas y recuerdos de infancia, su madre lo esperaba. El abrazo fue extenso y emotivo, sellando años de comunicación a la distancia, celebraciones ausentes y el anhelo constante de un reencuentro.
Uno de los momentos más conmovedores ocurrió cuando César preguntó con ansiedad: “¿Dónde está mi abuela?” La señora, con 96 años, se levantó sin ayuda y caminó hacia él con notable vitalidad. “Está durita”, comentó entre sonrisas, mientras la anciana compartía que su energía se debía a haber caminado mucho a lo largo de su vida.
En otra escena, ella recordó: “Una vez le pedí a Dios que me dé fuerza para hacer crecer a mis hijos”, y César señaló que ese deseo fue también lo que impulsó su regreso.
La reunión familiar incluyó una comida típica dominicana, con arroz con habichuelas, chivo guisado y yuca con mojo. Entre risas, anécdotas y memorias de su niñez, la familia celebró el retorno del niño soñador que hoy vuelve como un hombre con nuevas intenciones.
Aunque César ya había estado brevemente en 2022, esta visita tuvo un significado diferente. “Tengo cosas que hacer acá y quizás hasta me quede”, afirmó con determinación. Desde ahora, comienza un nuevo capítulo con la intención de reconstruir su vida en el lugar donde todo inició.
Su historia destaca una realidad creciente: la decisión voluntaria de muchas personas dominicanas de regresar a sus raíces tras vivir años en el exterior.
En tiempos donde salir del país sigue siendo una meta para muchos, casos como el de César invitan a pensar en la importancia de reencontrarse con el origen, la identidad y la comunidad.
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