Una joven dominicana llamada Yocairy Amarante vivió una experiencia muy difícil cuando fue víctima de un ataque con una sustancia química que dañó su piel. Esto ocurrió cuando ella tenía solo 18 años, poco tiempo después de haberse separado de su expareja, quien luego fue señalado como el responsable de planear lo que pasó. Tras las investigaciones, se determinó que él fue quien pagó para que se realizara el acto.
El hecho sucedió el 25 de septiembre del año 2020. Yokairy se dirigía desde su lugar de trabajo hacia un salón de belleza. Mientras iba caminando por el sector María Auxiliadora, en Santo Domingo, dos personas en una motocicleta se le acercaron y le lanzaron una sustancia en el rostro. El lugar donde ocurrió es conocido como un sector tranquilo, por lo que el suceso causó gran sorpresa entre los vecinos.
Después de lo ocurrido, las autoridades iniciaron una investigación y se descubrió que el excompañero sentimental de Yokairy había contratado a dos hombres para que llevaran a cabo la acción. Uno de los participantes confesó, y eso ayudó a que los tres responsables recibieran condenas de 30 años de cárcel cada uno. Durante el proceso, el exnovio intentó parecer colaborador con las autoridades, pero luego se encontraron pruebas que confirmaron su participación directa.
Según explicó la joven, su expareja no aceptaba que ella quisiera rehacer su vida con otra persona. Él llegó a decirle que si no era para estar con él, no sería para nadie. Además, la había amenazado varias veces antes de lo ocurrido.
Actualmente, Yokairy tiene 23 años. Las secuelas en su piel aún son visibles, pero ella continúa adelante con ayuda de su familia y su hija de seis años. “Por ella estoy viva, por ella sigo aquí”, expresó durante una entrevista.
Comentó también que, a pesar de lo vivido, no ha caído en tristeza profunda ni ha tenido pensamientos negativos, ya que su familia ha sido su gran apoyo. Hoy en día, colabora en el taller de tapicería de su hermano y hace entregas ocasionales, aunque no tiene un ingreso fijo. En el pasado intentó abrir un salón de belleza, pero no tuvo éxito y tuvo que vender los equipos.
Las investigaciones demostraron que el agresor ofreció 28 mil pesos por lo que ocurrió. Solo entregó 3 mil al principio, y los otros 25 mil fueron usados por las autoridades como parte de una estrategia para atrapar a los dos ejecutores justo cuando se hacía el segundo pago.
Dentro del lugar donde los responsables cumplen sus condenas, se ha sabido que han tenido conflictos con otros internos. Por su parte, Yokairy ha dicho que no busca vengarse y que deja todo en manos de las autoridades y de Dios. Según sus palabras, lo que vivió no puede ser compensado con años en prisión.
Aunque desea realizarse nuevas cirugías para mejorar su recuperación, la falta de recursos le ha impedido hacerlo. Ha mencionado que aceptaría ayuda si alguien está en condiciones de brindársela, pero sin pedir nada de forma directa ni mostrarse como víctima.
Este caso ha llamado la atención de diferentes organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres. Se han hecho propuestas para que existan leyes más fuertes y campañas que ayuden a prevenir situaciones como la que vivió Yokairy.
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